Productos fitosanitarios contra el pulgón del cereal.
En este artículo tratamos sobre los diferentes tipos de pulgones que afectan a los cereales en España, como combatirlos mediante la adopción de medidas y y la aplicación de productos fitosanitarios contra el pulgón del cereal y por último expondremos unos consejos básicos que pueden seguirse para su prevención.
El pulgón del cereal
Los pulgones son insectos que pertenecen al orden de los homópteros y que se alimentan de la savia de las plantas mediante un aparato bucal picador-suctor. Existen varias especies de pulgones que afectan a los cereales de invierno en España, como el trigo, la cebada y la avena. Algunas de las más importantes son:
**Rhopalosiphum padi**: Es un pulgón de color verde oliva oscuro con una mancha marrón-rojiza en la parte posterior del abdomen. Mide entre 1,5 y 2,5 mm de longitud. Tiene un ciclo exclusivo sobre gramíneas y puede colonizar los cereales desde el otoño hasta el verano. Es el principal vector del virus del enanismo amarillo de los cereales (BYDV), que provoca clorosis, enanismo y reducción del rendimiento.
**Rhopalosiphum maidis**: Es un pulgón de color verde-azulado a verde-grisáceo con antenas oscuras más cortas que el cuerpo. Los alados son de color verde-amarillento a verde oscuro con cabeza, tórax y cornículos negros. La longitud de ambos es de 0,9-2,4 mm. Sus principales hospedantes son el maíz, el sorgo, la caña de azúcar y otras gramíneas. También puede transmitir el BYDV y otros virus.
**Sitobion avenae**: Es un pulgón de 2 a 3 mm de largo, de coloración muy variable desde amarillo, verde-rojo a castaño claro-rojizo. Tiene los cornículos y antenas de color negro y aquellos son dos veces más largos que la cola. Su presencia en otoño sobre los cereales es poco habitual, siendo mucho más frecuente en la primavera. Se alimenta preferentemente de las hojas superiores y las espigas, provocando deformaciones, caída de granos y pérdida de peso.
**Metopolophium dirhodum**: Es un pulgón de color amarillo verdoso con una franja media dorsal longitudinal distintiva. Las antenas son largas y sobrepasan la base de los cornículos. Los cornículos son cilíndricos y del mismo color que el cuerpo. La longitud media es de entre 2 a 3 mm. Se encuentra principalmente en el trigo y puede transmitir varios virus.
– **Diuraphis noxia**: Es un pulgón de color verde claro con el cuerpo alargado. Mide entre 2,2 y 3,3 mm. Las antenas son muy cortas y del mismo color que el cuerpo. Los cornículos son muy pequeños. Es originario de Asia y se introdujo en Europa en los años 80. Se alimenta de las hojas basales y los tallos, inyectando toxinas que causan clorosis, enrollamiento, estrangulamiento y muerte de las plantas.
Efectos del pulgón sobre los cereales
Los pulgones pueden aparecer en cualquier momento del ciclo del cultivo, pero suelen ser más abundantes en primavera, cuando las condiciones climáticas son favorables para su reproducción y dispersión. Los daños que causan dependen de la especie, la densidad, la duración del ataque y la variedad del cereal. Los principales efectos negativos son:
- Reducción del vigor y el crecimiento de las plantas por la succión de la savia.
- Alteración fisiológica y morfológica de las plantas por la inyección de saliva tóxica.
- Transmisión de enfermedades virales que pueden disminuir el rendimiento y la calidad del grano.
- Excreción de melaza que favorece el desarrollo de hongos como el hollín o la roya.
- Atracción de depredadores secundarios como hormigas o avispas.
Los pulgones son una plaga importante de los cereales de invierno en España que puede causar pérdidas significativas de rendimiento y calidad. Por ello, es conveniente realizar un seguimiento del cultivo y aplicar medidas de control integrado que minimicen el impacto de estos insectos y protejan la rentabilidad del cultivo.
Para combatir estos pulgones, existen diferentes tratamientos con fitosanitarios que se deben aplicar según el tipo de plaga, el cultivo y el momento adecuado.
Detección y tratamiento del pulgón del cereal
Para detectar la presencia de pulgones se recomienda realizar muestreos periódicos del cultivo desde la emergencia hasta la maduración. Se pueden emplear trampas de agua amarilla o de luz para capturar a los alados o inspeccionar visualmente las plantas para observar a los ápteros. Se deben tener en cuenta los umbrales de daño económico, que varían según la especie, el estado fenológico y el precio del cereal. En general, se considera que un tratamiento fitosanitario es necesario cuando se superan los 10-15 pulgones por espiga o los 50-100 pulgones por tallo.
Productos fitosanitarios contra el pulgón del cereal
Para combatir estos pulgones, existen diferentes productos fitosanitarios que se deben aplicar según el tipo de plaga, el cultivo y el momento adecuado. Algunos de los productos más utilizados son:
– Insecticidas sistémicos: son aquellos que penetran en la planta y se distribuyen por su savia, actuando sobre los insectos que se alimentan de ella. Suelen aplicarse al suelo o al riego, o bien mediante tratamientos de semillas. Algunos ejemplos son el imidacloprid, el tiametoxam o el clotianidin.
– Insecticidas de contacto: son aquellos que actúan sobre los insectos que entran en contacto directo con el producto, sin penetrar en la planta. Suelen aplicarse mediante pulverización foliar, cuando se detecta la presencia de la plaga. Algunos ejemplos son el pirimicarb, el clorpirifos o el lambda-cihalotrin.
– Insecticidas biológicos: son aquellos que se basan en organismos vivos o sustancias naturales que tienen efecto insecticida. Suelen ser más selectivos y respetuosos con el medio ambiente, pero también menos persistentes y eficaces. Algunos ejemplos son el Bacillus thuringiensis, el aceite de neem o el jabón potásico.
Aplicación de los productos fitosanitarios contra el pulgón del cereal
Para aplicar estos tratamientos con fitosanitarios, se deben seguir unas buenas prácticas agrícolas que garanticen su eficacia y seguridad. Algunas de estas prácticas son:
- Elegir el producto adecuado según la plaga, el cultivo y la dosis recomendada.
- Transportar, almacenar y manipular el producto con precaución, siguiendo las indicaciones del etiquetado y la ficha de datos de seguridad.
- Utilizar el equipo de protección individual adecuado, como guantes, gafas, mascarilla y ropa de trabajo.
- Preparar la mezcla y el caldo en un lugar adecuado, evitando derrames y contaminaciones.
- Aplicar el producto con el equipo de aplicación adecuado, calibrado y revisado, siguiendo las condiciones meteorológicas y ambientales óptimas.
- Respetar los plazos de seguridad entre la aplicación y la recolección, así como las normas de higiene personal y de limpieza del equipo.
- Eliminar los envases vacíos y los restos de producto de forma segura, siguiendo el sistema integrado de gestión de envases agrarios (SIGFITO).
Medidas adicionales o alternativas
Para prevenir y combatir los pulgones se pueden adoptar medidas de manejo integrado que combinen el control cultural, biológico y químico. Algunas de estas medidas son:
- Realizar una rotación de cultivos que evite la continuidad de la plaga y favorezca el equilibrio biológico.
- Elegir variedades resistentes o tolerantes a los pulgones y a los virus que transmiten.
- Evitar las siembras tempranas o muy densas que favorecen la colonización de los pulgones.
- Controlar las malas hierbas que puedan servir de reservorio o fuente de inóculo para los pulgones.
- Utilizar trampas cromáticas o barreras físicas que puedan capturar o repeler a los pulgones.
- Realizar una fertilización equilibrada que evite el exceso de nitrógeno que estimula el desarrollo de los pulgones.
- Fomentar la biodiversidad y la presencia de enemigos naturales de los pulgones, como parasitoides (avispas del género Aphidius), depredadores (mariquitas, crisopas, sirfidos) o patógenos (hongos como el Beauveria bassiana).
- Aplicar productos fitosanitarios selectivos y respetuosos con el medio ambiente cuando sea necesario, siguiendo las recomendaciones técnicas y legales. Se pueden utilizar insecticidas de origen vegetal (piretrinas, azadiractina), microbiano (Bacillus thuringiensis) o químico (pirimicarb, clorpirifos, imidacloprid).
Recuerda siempre seguir las recomendaciones de uso y seguridad de cada producto, así como respetar los plazos de seguridad antes de la cosecha.